MODA Y BELLEZA

efecto celebrity skincare

20 ago 2025

Hoy en día, el cuidado de la piel ya no se mide solo por ingredientes ni por la eficacia de un suero. Lo que ponemos en nuestro tocador es un símbolo de identidad, un pedazo de un universo aspiracional al que queremos pertenecer. Marcas como Rhode, Fenty Skin y Kylie Skin no venden fórmulas milagrosas: venden un estilo de vida que se puede tocar con la mano.
Incluso en tiempos de incertidumbre, seguimos buscando pequeños lujos que nos hagan sentir bien. Este fenómeno, conocido como lipstick effect, explica por qué un bálsamo de Hailey Bieber, una base de Rihanna o un kit de Kylie Jenner se convierten en actos de proyección de identidad. No podemos tener su mansión, su fama ni su imperio, pero sí un pedazo de su mundo, accesible y tangible.

La gran diferencia está en cómo las celebridades se han transformado en arquitectas de sus propias marcas. Ya no son simples rostros que prestan su imagen; son fundadoras y directoras creativas que generan conexión mostrando tutoriales, detrás de escenas y contenido cercano que genera confianza instantánea.
Hailey Bieber ha hecho del minimalismo y del concepto viral de “glazed donut skin” un lujo accesible, con lanzamientos limitados que crean deseo. Rihanna ha convertido la inclusión en su pilar: belleza para todos los tonos, texturas y tipos de piel, reforzada por campañas audaces y la amplificación de contenido generado por sus propios seguidores. Kylie Jenner, por su parte, construye glamour asequible a través de la escasez y la autoridad de su comunidad joven, creando urgencia y entusiasmo con cada lanzamiento.

El secreto no está solo en la narrativa, sino en la experiencia sensorial. Desde empaques elegantes hasta texturas, aromas y nombres de productos que evocan cercanía, cada detalle está pensado para generar una conexión emocional instantánea. Comprar un producto de estas marcas no es solo una decisión cosmética; es un acto social, un guiño a la pertenencia y a la identidad que queremos proyectar.
Pero no todo es perfecto. A pesar del hype, la eficacia real a veces se queda corta. Rhode impresiona con su glow, pero algunos bálsamos irritan. Fenty promete inclusión, pero ciertas formulaciones afectan a pieles sensibles. Kylie encanta por estética y aroma, pero no siempre entrega resultados extraordinarios. La experiencia del consumidor muchas veces está más marcada por la emoción y el storytelling que por la ciencia detrás del producto.

El auge del skincare aspiracional muestra cómo el deseo y la identidad pueden superar a la dermatología. Sin embargo, el futuro exige equilibrio: las marcas que combinen narrativa emocional con formulaciones sólidas y un compromiso genuino con la diversidad y la sostenibilidad serán las que realmente dejen huella. Porque, al final, no basta con contar una buena historia: hay que respaldarla con productos que estén a la altura.

MODA Y BELLEZA

efecto celebrity skincare

20 ago 2025

Hoy en día, el cuidado de la piel ya no se mide solo por ingredientes ni por la eficacia de un suero. Lo que ponemos en nuestro tocador es un símbolo de identidad, un pedazo de un universo aspiracional al que queremos pertenecer. Marcas como Rhode, Fenty Skin y Kylie Skin no venden fórmulas milagrosas: venden un estilo de vida que se puede tocar con la mano.
Incluso en tiempos de incertidumbre, seguimos buscando pequeños lujos que nos hagan sentir bien. Este fenómeno, conocido como lipstick effect, explica por qué un bálsamo de Hailey Bieber, una base de Rihanna o un kit de Kylie Jenner se convierten en actos de proyección de identidad. No podemos tener su mansión, su fama ni su imperio, pero sí un pedazo de su mundo, accesible y tangible.

La gran diferencia está en cómo las celebridades se han transformado en arquitectas de sus propias marcas. Ya no son simples rostros que prestan su imagen; son fundadoras y directoras creativas que generan conexión mostrando tutoriales, detrás de escenas y contenido cercano que genera confianza instantánea.
Hailey Bieber ha hecho del minimalismo y del concepto viral de “glazed donut skin” un lujo accesible, con lanzamientos limitados que crean deseo. Rihanna ha convertido la inclusión en su pilar: belleza para todos los tonos, texturas y tipos de piel, reforzada por campañas audaces y la amplificación de contenido generado por sus propios seguidores. Kylie Jenner, por su parte, construye glamour asequible a través de la escasez y la autoridad de su comunidad joven, creando urgencia y entusiasmo con cada lanzamiento.

El secreto no está solo en la narrativa, sino en la experiencia sensorial. Desde empaques elegantes hasta texturas, aromas y nombres de productos que evocan cercanía, cada detalle está pensado para generar una conexión emocional instantánea. Comprar un producto de estas marcas no es solo una decisión cosmética; es un acto social, un guiño a la pertenencia y a la identidad que queremos proyectar.
Pero no todo es perfecto. A pesar del hype, la eficacia real a veces se queda corta. Rhode impresiona con su glow, pero algunos bálsamos irritan. Fenty promete inclusión, pero ciertas formulaciones afectan a pieles sensibles. Kylie encanta por estética y aroma, pero no siempre entrega resultados extraordinarios. La experiencia del consumidor muchas veces está más marcada por la emoción y el storytelling que por la ciencia detrás del producto.

El auge del skincare aspiracional muestra cómo el deseo y la identidad pueden superar a la dermatología. Sin embargo, el futuro exige equilibrio: las marcas que combinen narrativa emocional con formulaciones sólidas y un compromiso genuino con la diversidad y la sostenibilidad serán las que realmente dejen huella. Porque, al final, no basta con contar una buena historia: hay que respaldarla con productos que estén a la altura.